¿Podemos reducir el impacto medioambiental con la tecnología?

La respuesta es clara: sí. Para reducir el impacto medioambiental contamos una serie de recursos tradicionales a nuestro alcance que son más o menos eficaces. Desde acciones cotidianas como reciclar, hacer un uso responsable de los recursos energéticos o reducir el consumo de plástico y otros envases contaminantes; hasta llevar a cabo medidas más comprometidas y eficaces desde grupos y asociaciones ecológicas. 

Pero, más allá de las actuaciones habituales que todos conocemos, en este post abordamos una nueva forma de cuidar el planeta gracias a la tecnología. ¿Cómo puedes hacerlo? 

En este último punto, en cuanto al sector que nos ocupa, resaltamos que, gracias a la aplicación del proctoring (supervisión remota) en tu escuela o empresa, puedes aportar a la salud del planeta. Un gesto innovador cuya única aportación no es exclusivo al ecosistema, sino incluso a la conciliación familiar y a la accesibilidad a los recursos educativos. 

¿Por qué es importante tomar medidas para reducir el impacto ambiental?

De los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), 7 de ellos están relacionados directamente con el medioambiente. Bien de forma indirecta, en el caso de la protección del mundo marino, como de forma indirecta, con la educación de calidad. 

Nos detenemos en el objetivo número 13: Acción por el clima. En él se trata el cambio climático como un problema presente y aborda las acciones paliativas desde una perspectiva mundial, donde están implicados todos los agentes gubernamentales y los ciudadanos. 

De todos los puntos que menciona, nos parecen alarmantes estos tres: 

Este último apunte de la ONU relativo al ámbito de actuación de la tecnología y de las instituciones es clave para que el calentamiento del planeta no supere el umbral límite para los expertos.

Cómo reducir el impacto ambiental en una empresa

Son muchas las empresas que, en los últimos años, están apostando por izar la bandera de la sostenibilidad para combatir el impacto negativo ambiental con sus políticas empresariales.

Por ello, dentro de su Responsabilidad Civil Corporativa, incluyen propuestas y acciones concretas centradas en contribuir al ecosistema de una manera positiva. 

Antes de la situación sanitaria vivida en 2020, ya había muchos negocios que estaban en proceso de implementar el teletrabajo como medida de conciliación y medida sostenible. Quienes lo han mantenido contribuyen de forma directa a aminorar la huella de carbono con las emisiones de los vehículos. 

Al igual, dentro de las instalaciones hay señales de que algo está cambiando. Lo vemos en:

• Los sensores lumínicos y temporales.
• Los parkings de automóviles para carga eléctrica. 
• Los grifos automáticos.
• La separación de residuos y su reciclaje.
• La contribución humana con salidas de recogida de basura en bosques o la plantación de árboles. 

La educación también contribuye a cuidar el planeta

Desde las empresas podemos remover las conciencias y preparar a las personas para que sean más cuidadosas con la flora y la fauna. Algunas ya lo hacemos a través de la aplicación de los valores ecológicos, en las oficinas y fuera de ellas, y de la sensibilización de los empleados.

También lo podemos hacer en la comunidad educativa con acciones propias para reducir el impacto ambiental. Una de las vías que las investigaciones ponen a nuestro alcance son herramientas combinadas como el LMS (Learning Management System) y SMOWL (proctoring).

Si ya con un solo sistema de educación a distancia hay una aportación sustancial, al sumar otro, la aportación positiva es por partida doble Es el caso de la incorporación de sistema de proctoring como el de SMOWL. 

Tener una formación 100% en línea supone una seria de ventajas, tanto para el centro de formación como para la Tierra: 

Reducir el consumo de recursos energéticos e infraestructuras

Al no tener estudiantes en el centro académico, ni para impartir las clases ni el día de los exámenes, no hay exceso de consumo de luz, agua y climatización. Esto es así porque en los centros de concentración masiva de personas el gasto energético suele ser mayor que en estancias individuales.  

Evitar desplazamientos y por tanto emisiones de CO2

Poder formarse desde casa no solo supone contribuir a la acceso universal a la educación de cualquier persona, esté donde esté, sino que además colabora restringiendo los movimientos en el transporte privado o público a solo lo imprescindible.

Ahorrar en material y limpieza

Nos referimos por ejemplo a impresiones de test en papel y al mantenimiento posterior de las instalaciones. 

Todo ello contribuye a mantener el planeta limpio en el presente y en el futuro para las próximas generaciones.  

¿Existe impacto ambiental con la tecnología?

Nos gustaría que la respuesta a esta pregunta fuera un sí rotundo, como el que hemos afirmado en la primera línea del artículo. Sin embargo, la presencia humana, con o sin tecnología, impacta en mayor o menor medida al medioambiente. 

Al igual que lo hace la propia naturaleza. Basta con ver la huella en el ecosistema por los volcanes o los incendios producidos por los rayos. 

La tendencia de la última década es indiscutible: avanzamos hacia la digitalización en general, y en la educación y la formación en particular, por todas las ventajas que aporta y su bajo coste en relación con los medios tradicionales. 

“La inteligencia artificial abre un gran abanico de posibilidades”.  

En este sentido debemos ser honestos y plantear que la innovación técnica y tecnológica nos ayuda a equilibrar nuestra relación con la naturaleza, pero no es totalmente inocua. 
Tanto es así que es mejor desplazarse en bicicleta que hacerlo en un automóvil eléctrico, y a su vez es mejor en este que en un vehículo con motor de combustión. Por tanto, podemos concluir que hoy por hoy debemos comprometernos a escoger la alternativa más respetuosa con la atmósfera por el bien de todos.