La evaluación continua valora al examinado –alumno o empleado– a lo largo de todo su proceso de aprendizaje. Esto facilita la estimación de sus conocimientos y de sus habilidades adquiridas siendo un excelente método para testear la mejora del rendimiento académico y del desempeño laboral.
Ambas razones cuentan con fundamento suficiente para que nos detengamos a explicarte qué es exactamente una evaluación continua y cómo funciona.
¿Qué es una evaluación continua?
La evaluación continua es una herramienta pedagógica de acompañamiento en el aprendizaje y el desarrollo de competencias que puede emplearse tanto en el entorno académico, como formativo y laboral.
Este tipo de evaluación coloca al evaluado en el centro, adaptándose a su ritmo, necesidades y características con la finalidad de alcanzar una serie de metas prefijadas al inicio del proceso.
En el contexto concreto de los Recursos Humanos, la evaluación continua permite llevar a cabo la evaluación del desempeño de manera constante siendo uno de los pilares esenciales en las estrategias de retención del talento de las empresas.
En cualquier caso, se trata de un sistema de acompañamiento que garantiza el progreso de las personas.
Te apuntamos otras cuantas bondades más:
- Mejora el proceso de aprendizaje.
- Devuelve una mayor tasa de éxito de los programas formativos.
- Valora el proceso formativo o de desempeño en su conjunto.
- Se adapta a la persona en un entorno flexible.
- Ofrece retroalimentación constante.
- Propicia la autoevaluación y la mejora de hábitos y métodos.
- Ayuda a preparar la evaluación final o anual.
- Incrementa la empleabilidad al desarrollar el perfil profesional.
- Fomenta la especialización.
- Permite la creación de una comunidad de aprendizaje compartido.
Para entender qué significa una evaluación continua de manera más detallada vamos a profundizar en algunas de sus características.
Características de la evaluación continua
La evaluación continua se orienta tanto al conocimiento de los procesos como de los productos o resultados de los mismos.
De esta forma, el estudiante o persona a examen debe poder constatar sus errores para corregirlos sin que en ningún caso afecte negativamente a la conclusión final.
En las nuevas metodologías pedagógicas los errores son una fuente importante de aprendizaje al permitir que la persona descubra por qué cometió el error, en qué consistió y cómo puede corregirlo.
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El formador adopta un papel más activo puesto que además de compartir su conocimiento pone en marcha actuaciones encaminadas a corregir errores y a repasar o reforzar los puntos débiles.
Gracias a ello puede asignar actividades complementarias y observar de manera individualizada a los estudiantes.
La evaluación continua, en vista de todo lo comentado hasta ahora, debe ser:
- Exhaustiva.
- Flexible.
- Participativa.
- Positiva.
- Integradora.
- Coherente.
Adicionalmente, debe favorecer la retroalimentación, condición indispensable para garantizar los ajustes necesarios de los métodos de todos los implicados.
Así, se establece un clima de mejora continua de la persona hacia su desarrollo personal y profesional.
Herramientas y recursos para la evaluación continua
La evaluación continua se rige por un compromiso de calidad por lo que debe ofrecer experiencias pedagógicas adaptadas a las necesidades del alumnado desde una dinámica innovadora.
Para conseguirlo puedes emplear alguno de estos recursos:
- Checklist para docentes con el objetivo de realizar evaluaciones puntuales rápidas complementarias.
- Aula invertida o flipped classroom que se centra en aprender haciendo y no memorizando.
- Cuaderno de clase.
- Clases magistrales o masterclass.
- Dinámicas de grupo.
- Debates para generar dinámicas de grupo.
- Trabajos prácticos.
- Resolución de problemas.
- Proyectos individuales y conjuntos para mejorar las interrelaciones.
- Observación directa.
Existen muchas otras herramientas que puedes utilizar para desarrollar tu programa educativo continuo sin olvidar la relevancia de la organización de partida en base a objetivos y criterios personalizados.
¿Cómo funciona una evaluación continua?
El éxito de la evaluación continua radica no solo en la temporalidad de su aplicación, sino también en una definición acertada de los objetivos a alcanzar, de la metodología aplicada y de las herramientas para el seguimiento y análisis continuado.
Estos son los 6 pasos que debes tener en cuenta en el proceso de evaluación continua:
- Establecimiento de los objetivos de aprendizaje considerando los conocimientos de partida.
- Creación de indicadores clave de rendimiento y de criterios de evaluación.
- Selección de las herramientas y de las técnicas de evaluación.
- Implementación del entorno educativo en el que se generen evidencias objetivas del nivel de logros.
- Recolección de evidencias de aprendizaje y parametrización académica para la adecuación del programa.
- Evaluación final.
Con el fin de lograr mayor objetividad en el proceso evaluativo puedes recurrir a herramientas tecnológicas como los programas de e-learning y software que incluyen, como valor añadido, la evaluación exhaustiva incluso de grupos cuantiosos de alumnos.
Uso pedagógico de la tecnología para potenciar los resultados
El uso pedagógico de la tecnología resulta un recurso estratégico siempre que se realice con previsión y anticipación.
Se beneficia de herramientas complementarias como el control del plagio de trabajos y pruebas o de posibles fraudes en exámenes online.
Según el tiempo en que se realizan, existen 3 tipos de evaluación:
- Inicial.
- Continua.
- Final.
En todas estas fases, para poder determinar una calificación según el grado de consecución y calidad, es necesario establecer las metas desde el primer momento y los criterios de evaluación que se consideren necesarios.
Estos últimos deben poder ser cuantificables de manera objetiva y justa, además de estar accesibles para los evaluados.
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