Los objetivos de desarrollo personal ayudan enormemente a las personas a fijar sus metas y maximizar su potencial, ya sea en el ámbito personal, académico o profesional.
En este artículo, te hablaremos sobre qué son los objetivos de desarrollo personal y te ofreceremos una lista bastante amplia con ejemplos y pautas que esperamos te sirvan de guía.
¿Qué son los objetivos de desarrollo personal?
Los objetivos de desarrollo personal son las metas que las personas desean alcanzar, ya sea en el trabajo, en la escuela o en la vida cotidiana, con el fin de mejorar sus habilidades, su carrera, su bienestar y su felicidad.
Es importante tener en cuenta que establecer objetivos claros de desarrollo personal en el trabajo ayuda a:
- Mejorar las expectativas de empleabilidad.
- Buscar oportunidades laborales y de carrera.
- Aumentar la autoconfianza.
- Mejorar y fortalecer las habilidades personales e interpersonales.
- Potenciar la autoconciencia y el equilibrio entre la vida personal y profesional.
Asimismo, al fijar metas, debes asumir que estas cambiarán a lo largo de tu vida y que adaptarse a este proceso continuo de mejora es algo positivo.
De esta manera, es más probable que logres un mayor éxito profesional o una mejor situación personal en comparación con simplemente dejarte llevar sin fijar un rumbo.
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17 pautas y ejemplos para alcanzar tus objetivos de desarrollo personal
Los objetivos de desarrollo personal son muy variados, como hemos mencionado antes. Para una mejor comprensión, los enumeramos a continuación junto con un pequeño ejemplo:
- Aumentar la productividad en el trabajo. Establece franjas horarias en tu jornada laboral cerradas a llamadas o consultas internas.
- Fomentar las relaciones y el networking en la industria. Haz 25 nuevas conexiones en LinkedIn cada trimestre, por ejemplo.
- Mejorar la gestión del tiempo. Dedica la primera hora del día a priorizar correos electrónicos y responder a los más importantes.
- Desarrollar confianza en tu rol. Diseña una lista de nuevas habilidades por aprender y crea un plan para alcanzarlas en un tiempo determinado.
- Gestionar el estrés. Haz pausas para levantarte y realizar ejercicios de respiración o estiramientos relajantes.
- Mejorar las habilidades de toma de decisiones. Propón decisiones racionales centradas en la solución de problemas reales.
- Fomentar la empatía. Utiliza un lenguaje positivo y toma nota de los comentarios que recibes en el entorno laboral y los que tú das. Haz una lista de problemas ajenos y las soluciones que has propuesto. Analiza si han tenido un impacto positivo en la persona que has ayudado.
- Cultivar la resiliencia. La resiliencia te ayuda a volverte más fuerte y a superar obstáculos, rechazos y decisiones negativas. Además, una persona resiliente es capaz de soportar la adversidad, avanzar y progresar en situaciones difíciles. Escribe un diario con las circunstancias negativas que has vivido y los pasos que has tomado para fortalecerte y superarlas.
- Desarrollar la inteligencia emocional. La inteligencia emocional te ayuda a comprender, gestionar y controlar tus emociones. Como consecuencia lógica, te permite implementar formas positivas de gestionar el estrés, ser empático y entender los sentimientos, resolver problemas, gestionar conflictos y mejorar la comunicación con los demás desarrollando relaciones más fuertes.
- Fomentar una mentalidad de crecimiento. Las personas con mentalidad de crecimiento desarrollan habilidades básicas apoyándose en la dedicación y el esfuerzo. El aprendizaje y la resiliencia son clave en este sentido. Apúntate a cursos o formaciones que no tengan nada que ver con tu perfil y que te desafíen a estudiar.
- Ser proactivo. Toma la iniciativa siempre que puedas y tengas algo que realmente aportar. Crea listas de tareas para diferentes situaciones, anticipándote a los eventos y previendo posibles soluciones. Detecta momentos de procrastinación y trabaja para eliminarlos o reducirlos.
- Escuchar activamente. Esta es una habilidad fundamental de comunicación que promueve el entendimiento mutuo necesario para resolver conflictos y problemas. Un test de habilidades de comunicación puede detectar quién es un buen comunicador y servir de puente para fortalecer las relaciones entre los miembros del equipo.
- Mejorar el equilibrio entre la vida laboral y personal. Establecer límites claros entre el trabajo y la vida personal es importante para saber si es necesario delegar tareas y cuáles, o para gestionar mejor el tiempo. Sé consciente de cuál es tu jornada laboral y cuál es tu tiempo personal.
- Formación de hábitos. Consiste en crear y reforzar rutinas y comportamientos positivos que te ayuden a alcanzar los objetivos deseados. Una forma de hacerlo es fijar hábitos e ir aumentando su dificultad progresivamente, premiando el progreso que logres.
- Practicar la atención plena (mindfulness). El estrés laboral es un problema serio en el mundo actual. La atención plena puede no resolver situaciones difíciles en el trabajo, pero ayuda a reducir el estrés y, por lo tanto, a aumentar el compromiso de los empleados. Encuentra momentos a lo largo del día para practicar mindfulness y mantente constante.
- Hablar en público. Las habilidades de hablar en público se utilizan para presentar y compartir pensamientos e ideas con otros. Mejorar tu capacidad para hablar en público te ayuda a aumentar tu confianza al expresarte, a organizar tus ideas de manera concisa y a ser consciente del lenguaje corporal que transmites.
- Mejorar tu lenguaje corporal asertivo. El lenguaje corporal son las señales de comunicación que emites con tus posturas y gestos al comunicarte con otros. Ser consciente de este lenguaje te permite comunicarte de manera más efectiva. Mantén contacto visual con la otra persona, evita cruzar los brazos o piernas, y enfócate en la conversación para mostrar tu asertividad.
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